Por José Grasso Vecchio
www.blog.banesco.com
15/02/13
Ante los diferentes escenarios económicos, comerciales, la gerencia debe afrontar interrogantes como: ¿Cómo debe enfrentar la empresa la educación de su personal? ¿Cómo debe ser programada? ¿Específicamente a quién se le debe dar prioridad? ¿Qué métodos deben utilizarse? ¿Por qué es conveniente para las empresas? ¿Qué involucra ello?
Quienes han estado interesados sobre estos tópicos han comentado que la educación permanente debe proyectarse tanto para los jóvenes que concluyen sus estudios académicos y se incorporan al mercado de trabajo, como para los adultos.
Se insiste en señalar que este mismo criterio debe orientar la formación permanente del personal adulto que, como es sabido, ya cuenta con una base educativa amplia pero que muchas veces queda desfasada por no actualizarla, sin olvidar que la psicología del adulto y su marco de referencia pueden exigir ajustes metodológicos, además de inyectarles estímulos motivacionales que eviten resistencia al cambio, por el contrario, que generen un interés en crecer y aprovechar sus percepciones adquiridas para que con nuevos conocimientos se logren mejores resultados. No se les puede marginar, lo que sería un gran error.
Los expertos en lograr una motivación y mejor utilización del recurso humano señalan que la educación permanente del adulto sin base educativa es la que sin duda presenta más dificultades, puesto que como se visualiza no se trata de actualizar estudios, sino de cubrir los vacíos y dar un estirón a la aptitud de este personal para que pueda estar en condiciones de cubrir las exigencias de los nuevos puestos de trabajo.
Las empresas del presente deben preocuparse por la educación de su personal, mantener un constante inventario de sus necesidades, hacer que el departamento de recursos humanos esté pendiente de que se proporcione la información que requiere el personal para cumplir con el logro de sus objetivos, lograr una verdadera productividad, cohesión en la participación de tomas de decisiones con una integrada y auténtica cultura organizacional acorde a los últimos avances de las técnicas administrativas.
Urge no descuidar la vinculación de las empresas con la formación de profesionales en las universidades, con el fin de intercambiar sus necesidades, definir el perfil del profesional que se requiere y proporcionarle los conocimientos que se necesita.
La empresa a través de su gerencia debe estar atenta de cuál es su actual programa de formación que debe corresponder a una verdadera planificación de objetivos que coordinen el desarrollo tecnológico de la empresa y la promoción de su personal, pues de lo contrario se cae en un despilfarro de la utilización y motivación de sus recursos y se conduce al fracaso.
Definitivamente, la formación permanente no es una aspiración, ni siquiera un tema de discusión de sociólogos y pedagogos, es una realidad que acompaña al desarrollo tecnológico, especialmente ahí en donde se produce, es algo que hay que considerar y en lo que las empresas no deben descuidarse a fin de garantizar operatividad, crecimiento, beneficios, productividad y sobre todo utilización correcta del capital humano que se tiene.
Fuente consultada:
http://blog.banesco.com/emprendedores/capacitacion-del-personal/#.UUOKlhwnHw4
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