sábado, 26 de mayo de 2012

"Till The End" Olberg Sanz (Poesía)

Olberg Sanz Comunicación Corporativa Reputación


Por Olberg Sanz


1
This ring is a gift for you
will you marry me?

(coro)
Take my hand
we can walk together
till the end (x2)

2
You are afraid and me too
but together we're strong
and you know it

(coro)

#
This i promess you
i never let you go
this i promess you 
forever, forever

(coro)





Una pieza poética entregada en un sobre gris a Arantxa Margarita Sánchez Maldonado.



Fuente de la imagen:
http://elvacilon.elzol.com/wp-content/uploads/2011/06/will-you-marry-me-300x300.jpg






Olberg Sanz Comunicación Corporativa Reputación
WEB   LINKEDIN   DIRCOM   TWITTER   BLOGGER   GOOGLE+

sábado, 5 de mayo de 2012

El Holocausto desde la mirada de un narrador venezolano (Entrevista, 2008)

INFORMACIÓN/ La más reciente novela de José Miguel Roig


Por: Olberg Sanz.
Semanario Nuevo Mundo Israelita No. 1664.
(Del 18 al 25 de julio de 2008)

Entre alambres de púas, barracas, hacinamiento, enfermedades, desapariciones e intolerancia, un joven judío protagoniza y narra su historia de amor con un soldado nazi. El insólito idilio se nutre de los versos de Johann Wolfgang von Goethe

Desde 1937 hasta la rendición nazi en 1945 funcionó el campo de concen­tra­ción de Buchenwald, en la colina de Etters­berg, cerca de la ciudad de Wei­mar (Alemania), que casualmente, cien­to ochenta y ocho años antes, vio na­cer el genio artístico y científico de Goe­the. Es en este escenario donde trans­curre Réquiem para Goethe, el más reciente libro del escritor venezo­la­no José Miguel Roig, publicado por Os­car Todtmann Editores.

El argumento, el conflicto
Jo­sé Miguel Roig se situó tras los ojos de Johann, un joven judío de diecisiete años que fue trasladado con su familia al campo de concentración de Buchen­wald. Desde esa perspectiva relata la historia de amor que flo­rece entre el muchacho y un soldado a las órdenes del ré­gi­men nazi. Para Roig, “hay muchas maneras de amar. To­das son válidas, y la relación entre los dos personajes es una historia de amor. Entre uno que tiene todo el poder del mun­do para matar, que puede obligar a tener relaciones con él a quien le dé la gana, y otro que debe someterse sin nin­gún poder. Es decir, uno es el seductor y el otro es el se­du­cido; el problema es que el seductor tiene la capacidad de matarlo si quiere”.
Roig está consciente de lo álgido de su planteamiento: “El judío es heterosexual, el nazi es homosexual. Evi­den­te­men­te, la relación es muy difícil, porque el nazi puede im­po­nerse, y el judío no tiene ningún interés; además, es un mu­chacho que no conoce, tiene diecisiete años. El otro pri­me­ro trata de violarlo, no lo logra, luego trata de ganárselo re­galándole cosas. De manera serena, empiezan a recitar poe­sía, y eso los une, y aunque al nazi no le gusta mucho la poe­sía, empieza a interesarse en la figura de Goethe”.

Seducir a través la lengua del enemigo
La apertura del diálogo entre Johann y Heinrich —pro­ta­go­nistas del libro— se produce a partir de la poesía de Goe­the. Roig atribuye esta singularidad al arraigo cultural que los judíos nacidos en Alemania sentían por ese país: “Acuér­date de que estaban completamente asimilados, eran alemanes de muchas generaciones. De hecho, el na­rra­dor de la historia es totalmente incrédulo… No es sino has­ta el final que hay un reconocimiento de la religión. Johann tenía muy poco que ver con muchos de los judíos de aquél entonces. Él se sentía alemán”.
Cerrar los ojos no es suficiente para soñar; mucho me­nos para que la poesía dicte ritmo, musicalidad y rima. Ha­cía falta un impulso inicial y, en el caso del escritor de se­ten­ta y ocho años, fue una reacción ante dos creaciones fíl­­micas de muy distinta naturaleza: una de Steven Spiel­berg y otra de Ang Lee. Al respecto, Roig cuenta: “Hace tiem­po vi La lista de Schindler, que relata la relación entre una judía y un nazi. El oficial nazi la trata muy mal; no obs­tan­te, tie­nen una relación amo­ro­sa. A mí se me ocurrió que eso podría haber ocu­rri­do muy a menudo duran­te el Holo­causto, así como un sol­dado raso se ena­mo­ra­ra de una judía. Pero no com­­prendía por qué la tra­ta­ba tan mal, por qué, por más relación que puedas tener con una mujer, no podía te­ner alguna intimidad o ternura con ella. Entonces pensé que me gustaría escribir una novela en donde esa relación tu­viera su carácter, su norte; que fuera de amor, no de im­po­sición.
»Esa fue la idea inicial. Estuve mucho tiempo pen­san­do en ella. Eventualmente vi otra película, Brokeback Moun­tain; entonces se me ocurrió que la relación debía ser distinta. Ahí empezó todo. Además, el tema del Holo­caus­to, ¿a quién no le interesa? Es una cosa tan terrible que, si no te interesa, te sientes involucrado al me­nos de una manera indirecta, aunque seas ignorante en el hecho. Yo siempre quise escribir sobre las relaciones humanas en un sitio tan difícil”.

Verosimilitud de la historia, imposibilidad de olvido
Lo primero que llama la atención cuando uno se pasea por las páginas de Réquiem para Goethe es el realismo con el que se logra insertar una historia ficticia en el pasaje his­tó­ri­co de la Segunda Guerra Mundial. Al consultar a Roig so­bre su método para lograrlo, aseveró: “Yo he leído mu­chí­si­mo sobre el Holocausto, sobre el problema judío (por lla­mar­lo de alguna forma). Me interesó y estudié. Al fin y al ca­bo, cuando se escribe una novela, algún tipo de in­ves­ti­ga­ción se debe hacer: como conocer acerca de los hechos acae­cidos en Buchenwald”.
De hecho, Roig centró su interés en Buchenwald por­que “era un campo de concentración alemán donde la ma­yo­ría de los presos eran alemanes; al punto, que al prin­ci­pio, cuando los llevaron (a los presos alemanes) al campo de concentración, trataron un poco mejor a los extranjeros que estaban ahí. Había judíos, había polacos, había gi­ta­nos… pero Buchenwald era, por lo que he leído, una prisión pa­ra alemanes”.
Al consultársele sobre la posibilidad de borrar de la me­mo­ria un hecho de la magnitud del Holocausto judío, el es­cri­tor fue enfático: “No creo que se pueda olvidar. Tienen que pasar varias generaciones, y tampoco creo que se deba ol­vidar. Perdonar puede que sea factible, pero no olvidar. Ol­vidar involucra la posibilidad de que vuelva a ocurrir”.

José Miguel Roig (1930). Venezolano, nacido en la ciudad de San Sebastián (España). Es arquitecto, profesor de la USB, narrador y ensayista, y autor de las novelas: Recuerda, Schopenhauer (1987), Soñar con emperadores (1990), Un sabor amargo (1994), entre otras. Acaba de publicar Réquiem para Goethe, editada por Oscar Todtmann Editores.


Fotografía por: Olberg Sanz.

Fuente del artículo:
http://www.nmidigital.com/secciones2.php?id=3&top_id=4688&s=99