Por: Olberg Sanz.
Semanario Nuevo Mundo Israelita No. 1664.
(Del 18 al 25 de julio de 2008)
Entre alambres de púas, barracas, hacinamiento, enfermedades, desapariciones e intolerancia, un joven judío protagoniza y narra su historia de amor con un soldado nazi. El insólito idilio se nutre de los versos de Johann Wolfgang von Goethe
Desde 1937 hasta la rendición nazi en 1945 funcionó el campo de concentración de Buchenwald, en la colina de Ettersberg, cerca de la ciudad de Weimar (Alemania), que casualmente, ciento ochenta y ocho años antes, vio nacer el genio artístico y científico de Goethe. Es en este escenario donde transcurre Réquiem para Goethe, el más reciente libro del escritor venezolano José Miguel Roig, publicado por Oscar Todtmann Editores.
El argumento, el conflicto
José Miguel Roig se situó tras los ojos de Johann, un joven judío de diecisiete años que fue trasladado con su familia al campo de concentración de Buchenwald. Desde esa perspectiva relata la historia de amor que florece entre el muchacho y un soldado a las órdenes del régimen nazi. Para Roig, “hay muchas maneras de amar. Todas son válidas, y la relación entre los dos personajes es una historia de amor. Entre uno que tiene todo el poder del mundo para matar, que puede obligar a tener relaciones con él a quien le dé la gana, y otro que debe someterse sin ningún poder. Es decir, uno es el seductor y el otro es el seducido; el problema es que el seductor tiene la capacidad de matarlo si quiere”.
Roig está consciente de lo álgido de su planteamiento: “El judío es heterosexual, el nazi es homosexual. Evidentemente, la relación es muy difícil, porque el nazi puede imponerse, y el judío no tiene ningún interés; además, es un muchacho que no conoce, tiene diecisiete años. El otro primero trata de violarlo, no lo logra, luego trata de ganárselo regalándole cosas. De manera serena, empiezan a recitar poesía, y eso los une, y aunque al nazi no le gusta mucho la poesía, empieza a interesarse en la figura de Goethe”.
Seducir a través la lengua del enemigo
La apertura del diálogo entre Johann y Heinrich —protagonistas del libro— se produce a partir de la poesía de Goethe. Roig atribuye esta singularidad al arraigo cultural que los judíos nacidos en Alemania sentían por ese país: “Acuérdate de que estaban completamente asimilados, eran alemanes de muchas generaciones. De hecho, el narrador de la historia es totalmente incrédulo… No es sino hasta el final que hay un reconocimiento de la religión. Johann tenía muy poco que ver con muchos de los judíos de aquél entonces. Él se sentía alemán”.
Cerrar los ojos no es suficiente para soñar; mucho menos para que la poesía dicte ritmo, musicalidad y rima. Hacía falta un impulso inicial y, en el caso del escritor de setenta y ocho años, fue una reacción ante dos creaciones fílmicas de muy distinta naturaleza: una de Steven Spielberg y otra de Ang Lee. Al respecto, Roig cuenta: “Hace tiempo vi La lista de Schindler, que relata la relación entre una judía y un nazi. El oficial nazi la trata muy mal; no obstante, tienen una relación amorosa. A mí se me ocurrió que eso podría haber ocurrido muy a menudo durante el Holocausto, así como un soldado raso se enamorara de una judía. Pero no comprendía por qué la trataba tan mal, por qué, por más relación que puedas tener con una mujer, no podía tener alguna intimidad o ternura con ella. Entonces pensé que me gustaría escribir una novela en donde esa relación tuviera su carácter, su norte; que fuera de amor, no de imposición.
»Esa fue la idea inicial. Estuve mucho tiempo pensando en ella. Eventualmente vi otra película, Brokeback Mountain; entonces se me ocurrió que la relación debía ser distinta. Ahí empezó todo. Además, el tema del Holocausto, ¿a quién no le interesa? Es una cosa tan terrible que, si no te interesa, te sientes involucrado al menos de una manera indirecta, aunque seas ignorante en el hecho. Yo siempre quise escribir sobre las relaciones humanas en un sitio tan difícil”.
Verosimilitud de la historia, imposibilidad de olvido
Lo primero que llama la atención cuando uno se pasea por las páginas de Réquiem para Goethe es el realismo con el que se logra insertar una historia ficticia en el pasaje histórico de la Segunda Guerra Mundial. Al consultar a Roig sobre su método para lograrlo, aseveró: “Yo he leído muchísimo sobre el Holocausto, sobre el problema judío (por llamarlo de alguna forma). Me interesó y estudié. Al fin y al cabo, cuando se escribe una novela, algún tipo de investigación se debe hacer: como conocer acerca de los hechos acaecidos en Buchenwald”.
De hecho, Roig centró su interés en Buchenwald porque “era un campo de concentración alemán donde la mayoría de los presos eran alemanes; al punto, que al principio, cuando los llevaron (a los presos alemanes) al campo de concentración, trataron un poco mejor a los extranjeros que estaban ahí. Había judíos, había polacos, había gitanos… pero Buchenwald era, por lo que he leído, una prisión para alemanes”.
Al consultársele sobre la posibilidad de borrar de la memoria un hecho de la magnitud del Holocausto judío, el escritor fue enfático: “No creo que se pueda olvidar. Tienen que pasar varias generaciones, y tampoco creo que se deba olvidar. Perdonar puede que sea factible, pero no olvidar. Olvidar involucra la posibilidad de que vuelva a ocurrir”.
José Miguel Roig (1930). Venezolano, nacido en la ciudad de San Sebastián (España). Es arquitecto, profesor de la USB, narrador y ensayista, y autor de las novelas: Recuerda, Schopenhauer (1987), Soñar con emperadores (1990), Un sabor amargo (1994), entre otras. Acaba de publicar Réquiem para Goethe, editada por Oscar Todtmann Editores.
Fotografía por: Olberg Sanz.
Fuente del artículo:
http://www.nmidigital.com/secciones2.php?id=3&top_id=4688&s=99
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