En estos días, es básico tener en nuestra empresa una estrategia en Social Media que nos ayude en un primer momento a darnos a conocer para luego fortalecer nuestra posición y la marca, así como para interactuar con nuestros clientes, proveedores e, incluso, con los medios de comunicación.
Lo primero que debemos hacer antes de elaborar un Plan de Comunicación en 2.0 es preguntarnos lo siguiente: ¿Qué somos? ¿Qué estamos haciendo? ¿A dónde queremos llegar? Parece básico pero es importante definir nuestros objetivos para dar el siguiente paso, que es descubrir el sector al público al que nos interesa dirigirnos.
Para definir nuestro ‘target’, atenderemos primero a razones geográficas, por ejemplo, si queremos dirigirnos a toda Venezuela o solo a Caracas, para luego atender a los cinco sectores claves con los que toda empresa debería relacionarse, que son, en primer lugar, los clientes, a los que se les ofrecerá el producto sin mucha exageración, tratando de darle soluciones, así como facilitarles el precio de los productos o servicios y puntos de venta; y profesionales, interesados en contenidos más corporativos. Una vez que hayamos crecido, nos centraremos en inversores, periodistas y activistas, quienes requerirán datos estratégicos, informativos y de responsabilidad social corporativa, respectivamente.
Definido esto, decidiremos en qué redes sociales nos desenvolveremos según nuestras necesidades. Siempre, lo más acertado es hacerlo desde una página web o una página en Facebook y apoyarse en una cuenta de Twitter.
Es importante, se trate de la red social que sea, que mantengamos una imagen de marca constante y que evoque lo que queremos que la gente perciba de nuestra empresa. Por ejemplo, si tenemos una empresa que se dedica a la venta de ponques (cupcakes), nunca usaremos motivos muy serios o tonos oscuros en nuestros perfiles. Aquí, un ejemplo de pequeña empresa que se maneja exclusivamente en Facebook y Twitter.
Una vez definidas las herramientas web que usaremos, decidiremos qué información poner. Deben ser comunicaciones atractivas, informativas y no reiterativas, de modo que no se llegue a confundir nuestro perfil con spam. El lenguaje usado también dependerá, al igual que la imagen, del tipo de empresa que tengamos y de lo que queramos proyectar.
Tanto si contratamos un servicio externo como si lo hacemos nosotros mismos, debemos medir los resultados y relacionarlos con el costo de la inversión en el Plan 2.0 (si tiene algún costo). De nada nos sirve invertir mucho dinero en un plan de comunicación que está fallando y que no reporta beneficios.
Si quieren ver de un modo más extendido, a la vez que gráfico e ilustrativo, de qué se compone un Plan de Comunicación 2.0 pueden hacerlo aquí. Mientras que si estás interesado en conocer los pasos sobre cómo elaborar un Plan de Comunicación que involucre a toda la empresa, pueden seguir el ejemplo del manual facilitado por el Centro Europeo de Empresas e Innovación de Galicia.
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