28/03/12. www.grafiscopio.cl
Una situación bastante habitual en nuestro quehacer como profesionales independientes es tener que enviar cotización (o presupuesto) a petición de cliente. Para el inexperto, o quien evalúe su trabajo estrictamente en función de los recursos invertidos (tiempo, esfuerzo), cotizar puede ser sencillo, pero a la vez contraproducente.
El método de la “hora-hombre”
Este método tiene bastantes partidarios, y es una escala que relaciona tiempo de trabajo con tarifa. Puede ser útil para trabajos acotados, fundamentalmente técnicos. Consiste en dividir cuánto quieres ganar mensualmente, por 180 (la cantidad de horas de un trabajo tradicional al mes) y eso arroja un costo por hora. Dependiendo de cuánto te tome realizar un diseño, tendrás el precio.
Sin embargo, el método “hora-hombre” no considera aspectos importantes para una cotización, especialmente los relativos al alcance de nuestra obra. Por lo mismo, y basado en mi experiencia, sugiero tener en cuenta las siguientes variables a la hora de extender una cotización. Es MUY importante que consultes a tu cliente sobre:
1) Formato
El tamaño de una obra tiene cierta incidencia en su precio, pues el nivel de detalles – o sea, de trabajo – en formatos pequeños es menor al de sus pares más grandes. Pero conviene advertir que un formato no siempre es proporcional a la cantidad de trabajo, pues a veces el artista o diseñador debe armar la composición en tamaño grande – con lujo de detalles – y luego simplemente reducirla por medio digital.
2) Aplicaciones
¿En cuántas aplicaciones será utilizada tu obra? A mayor número de aplicaciones, mayor el presupuesto global del proyecto, y tú mereces tu parte del mismo. Recuerda siempre que si cobras únicamente por el precio de 1 creación y esta termina reproducida en 10 aplicaciones (packaging, letreros en vía pública, autoadhesivos, etc)., estás regalando el trabajo de 9 creaciones individuales.
Además, debes considerar la eventualidad de que a futuro tu creación se convierta en imagen corporativa oficial, lo cual ahorra una enorme cantidad de tiempo (desarrollo) y dinero a tu cliente, sobre todo si la obsequias.
3) Difusión
¿Qué nivel de difusión tendrá la obra o diseño?: ¿Local?, ¿Regional?, ¿Nacional?, ¿Internacional? Mientras más amplia difusión, mayor el presupuesto global del proyecto, y de nuevo, tú mereces tu parte proporcional del mismo.
4) Volumen de producción
¿Qué tiraje tendrá tu obra? No es lo mismo presupuestar una ilustración o diseño para, digamos, una revista universitaria local que para un diario repartido por todo el territorio nacional. Tu cobro debe ser proporcional a este factor.
5) Vida útil
¿Qué vigencia tendrá tu creación?: ¿Mensual?, ¿Por una temporada?, ¿Anual?, ¿Indefinida? Las portadas de revista quincenal se agotan en ese plazo: quince días. No pueden valer lo mismo que un diseño o ilustración cuya vigencia pueda extenderse a más de 2 años. Tu trabajas una sola vez, pero ese diseño podría seguir en pie durante décadas. Y tu cliente sigue percibiendo ganancias por todo el período en que tu creación sirva para fines promocionales, como es el caso de las campañas publicitarias.
6) Tipo de cliente
Antes de enviar una cotización, estudia a tu cliente. Investiga, no solo para detectar si se trata de una Multinacional con presupuestos enormes, o bien un pequeño mercado de provincia, sino para comprender su identidad corporativa y el nivel gráfico al que aspira. No todos los clientes quieren o necesitan a un Da Vinci. A algunos les basta una creación simple, y no están dispuestos a pagar más que eso. Pero aun así, es absurdo que cobres lo mismo a un mall que a un almacén de barrio. En materia de clientes, el tamaño sí importa.
7) Plazos
El tiempo asignado para el desarrollo de un proyecto también incide en la tarifa. Un trabajo urgente no puede valer lo mismo que otro ejecutable en dos semanas, dado que el primero exige postergar todo (incluso a otros clientes o encargos, igual o mejor pagados) con tal de satisfacer las necesidades del nuevo cliente. Esa prioridad tiene un precio.
8 ) Número de correcciones
Para evitar que un cliente indeciso o caprichoso nos obligue a dilatar un encargo mediante modificaciones excesivas, es crucial que en tu cotización indiques un número máximo de instancias de corrección gratuitas (personalmente, admito tres). Plantea claramente un precio por correcciones adicionales a estas, tanto en la fase de propuesta (croquis), como en la de trabajo terminado (si te piden cambiar color, forma o cualquier otra cosa una vez que ya entregaste el encargo final).
9) Derechos
El tema Derecho de Autor y Propiedad intelectual abarca o se relaciona con varios de los puntos aquí vistos. Como sabemos, ser dueño de una obra -al comprarla- no es lo mismo que ser dueño de los derechos de autor de esa obra. Si tu cliente desea adquirir todos los derechos patrimoniales con objeto de reproducirla, adaptarla o publicarla a su antojo, por tiempo indefinido, ello ciertamente aumenta el precio de la prestación (entiéndase, de la obra) y la ley establece que al ceder derechos debes especificar formal y detalladamente los fines, usos y/o aplicaciones que autorizas (Art. 20, Ley Nº 17.336 de Propiedad Intelectual chilena). Cualquier uso fuera de los convenidos o autorizados constituye infracción.
Anexo: hitos de pago
Tan importante como la tarifa que acuerdas por un proyecto o encargo, es recibirla a tiempo, pues cualquier valor se deprecia con el paso de los meses.
Existen agencias que recién pagan “cuando cliente suelta el dinero”, lo que puede tardar mucho, demasiado, sobre todo con clientes grandes que manejan otros plazos (pueden darse el lujo de desarrollar proyectos durante 120 días o más). Por lo mismo es fundamental que tu cotización mencione hitos (o etapas) de pago. Lo habitual es dividir el pago en 2 hitos: 50% en adelanto y 50% a contra entrega (también puede ser 30% – 70%). Es decir, asegurarte de recibir hasta la mitad del precio total antes de iniciar labores, y el resto una vez entregado el trabajo. En caso de proyectos a largo plazo (más de 3 meses), puedes convenir con tu cliente el pago de una fracción de la tarifa total cada 30 días. Pero cualquiera sea la modalidad que propongas, el asunto de fondo es velar por tus intereses financieros, pues trabajar gratis durante lapsos prolongados no tiene sentido.
Por último, y en caso de que tu cotización sea aceptada, recuerda siempre que las condiciones de un trabajo deben quedar estipuladas por escrito y firmadas por cliente y ejecutante antes de iniciar cualquier labor. Esta será tu mejor defensa ante escenarios adversos, al igual que nuestra propuesta de contrato tipo para trabajos gráficos (que puedes descargar o imprimir) y el tarifario referencial que estamos preparando, donde además de lo que aprendiste hoy -cómo cobrar-, sabrás cuánto cobrar.
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