miércoles, 5 de noviembre de 2014

Así conocí el latín y sus locuciones (Anécdota)


Desde chico, he leído mucho. Fue algo inculcado por mi madre. Es algo que mencioné en un post anterior relacionado con un ejercicio del programa superior de escritura creativa cursado en el Instituto de Creatividad y Comunicación (ICREA), en 2009. Mis primeras lecturas fueron variadas, entre ellas, Julio Verne (casi todos sus relatos), Charles Dickens, cuentos aborígenes (de tradición oral de pemones, wayuu), y un curioso cuento llamado "Fernando furioso" de Hiawyn Oram, con una moraleja severa para personas de mal carácter. Más adelante, clásicos de la literatura universal que conecta las neuronas con la cultura general.

Entre tantas páginas, líneas y palabras que he recorrido, me tropecé con el "pequeño Larousse", en una época donde todavía los diccionarios físicos se consultaban. Contrario a su nombre, era un ejemplar de lomo tan voluminoso, que pudo ser usado como arma sin filo, pero letal para cualquier cráneo. Justo en el medio de su contenido, unas hojas de color azul claro, se diferenciaban del resto. Era un apartado dedicado exclusivamente a las "locuciones latinas". No sabía de dónde provenían, pero empecé con el afán de memorizarlas. Parecía sabiduría concentrada en frases cortitas.

En la universidad, cuando inicié estudios de comunicación social, resultaron útiles. Daban plasticidad, y cierta credibilidad a la redacción de alguna pieza periodística o literaria. Sin embargo, abusar de ellas, implicaba (y hoy todavía) verborrea, arrogancia, altivez, y claro, lejanía con los lectores. Fuera de la formación académica y la praxis profesional, con frases latinas entendí mejor mi identidad y pude dar forma a mi marca personal. 

Creo que hay una serie de estas locuciones que pueden explicar, con pocas palabras, quién soy, qué me motiva y a dónde voy: Magis Esse Quam Videri Oportet (vale más ser que parecer), Do Ut Des (doy para que des), Honeste vivere, alterum non laedere, et suum cuique tribuere (vive honestamente, no hagas daño a nadie, y da a cada quien lo que le corresponde), y temet nosce (que otras fuentes prefieren Nosce te ipsvm, conócete a ti mismo). Por supuesto, el ejercicio diario va más allá. No es solo definirse, sino evaluar continuamente la coherencia de lo que se dice, se piensa y se hace, y cómo mejorar cada día, de acuerdo a los roles que se adoptan en la sociedad.





05.11.14





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2 comentarios:

  1. hola como estas, me parece interesante tu artículo, lo voy a publicar para compartir en mi página en facebook https://www.facebook.com/Faery-Un-Mundo-de-Ilusión-161231354308245/

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