miércoles, 3 de febrero de 2010

"Mínimo Descuido" (Cuento) Olberg Sanz


Por Olberg Sanz.

Un hombre alto, vestido con traje negro, con un maletín, camina velozmente en una plaza. De repente, disminuye la velocidad hasta detenerse. Es entonces cuando suelta el maletín y se pone a llorar. Procura ocultar las lágrimas entre sus manos sin éxito, algunas ya humedecieron el concreto. De donde provienen las risas no interesa, sabe que ya es víctima del escarnio público.
Sin moverse del lugar, registra su cuerpo. No es su cabello, está debidamente peinado. No son lagañas, tampoco exceso de cera en sus pabellones. Afeitado deficiente poco probable, con la precisión de la hojilla. Dientes con sarro o alitosis no es perceptible a una distancia prudencial, pero hay higiene exhaustiva en las piezas dentales. Buen nudo en su corbata, la camisa abotonada con cuidado, en combinación premeditada con el saco y el pantalón con hebilla brillante. El traje está planchado de tintorería. Sus medias se mantienen inodoras, ocultas entre pantalón y zapatos, gracias al talco. Si las trenzas están bien anudadas, sólo resta volver a los 36 pasos que hay de su casa al trabajo.
Pie izquierdo por vigésima primera vez delante del derecho, antes de visualizar el prominente busto femenino a las nueve de la mañana. Eso es el motivo de una pérdida momentánea del balance en su caminar, materia blanda bajo el zapato. De donde provienen las risas no interesa, sabe que ya es víctima del escarnio público. Compensa el resbalón adelantando el paso derecho con mayor rapidez, pero es tarde, las heces caninas lo acompañan hasta su puesto de labores diarias, con la fragancia digna del mínimo descuido.
(Ejercicio realizado para el Programa Superior de Escritura Creativa del Instituto de Comunicación y Creatividad, 01 de Enero de 2010)






WEB   LINKEDIN   DIRCOM   TWITTER   BLOGGER   GOOGLE+

No hay comentarios:

Publicar un comentario